martes, 29 de julio de 2008

Pertenecer a la Fe Yorùbá


Àború Àboyè Àbosísé!

Eríwo yà, Eríwo yà, Eríwo yà.
Àyàgbó Àyàtó Àyàmu Àyàje Eríwo Osìn-ín pé.
Éèpà Ifá – Éèpàrìpà Ifá



¿Qué distingue a un Abòrìsà (venerador de Òrìsà) del resto de los feligreses y seguidores de otras religiones?

Alguien primeramente podría decir que se distingue por sus collares, pulseras, su singular modo de vestimenta, en fin, por toda su apariencia externa.
Otro podría decir que además de la apariencia externa, lo que lo distingue indudablemente es pertenecer a una religión de origen africano en la cual no todos llegan a ostentar el título de Sacerdote si no es por medio del propio esfuerzo y el auto sacrificio.
Ambas opiniones son válidas, puesto que es el punto de vista de varias personas, y eso primeramente, como deber universal y derecho humano proclamado, debe ser respetado y defendido.
Pero fundiendo esas declaraciones, en sí, ¿qué es lo que verdaderamente nos hace diferente al resto de las demás religiones y practicantes? ¿Dónde reside la realeza de nuestra religión?

Primeramente hay que decir y dejar por sentada una gran verdad, y es que nuestra religión no es un sistema que parte de la arrogancia del ser humano. Es una religión donde cada elemento de la naturaleza, sea planta, animal, humano, son vistos de la misma de forma como parte integral de un todo.
Todos coexistimos en Ayé de igual manera y no tenemos la premisa de ser mejores que nadie. Incluso nosotros damos nuestros respetos a elementos de la naturaleza (montañas, ríos, playas, bosques, etc) por las fuerzas que contienen y por lo que representan. Es un modo de vida en el que el mundo y el entorno que nos rodea es visto de esta forma.

No tenemos la creencia errónea de que el mundo se hizo para que el hombre satisfaga cada una de sus necesidades explotando descabelladamente los recursos naturales ni abusando de las demás especies, como muchos han manifestado a lo largo de la historia universal. No es por darle un sentido panteísta al asunto, sino que en nuestra tradición, cultura y religión el hombre es consciente y respetuoso de sus acciones, de su entorno y de los seres que lo rodean.
No por el gusto en África Occidental a la tradición de Òrìsà e Ifá se le llama comúnmente “Fe Indígena Tradicional del Pueblo Yorùbá”.
Se llama “Indígena” porque es un nombre dado por las nuevas generaciones que se alejaron de todo lo que la cultura de sus ancestros les legó, porque se revelaron contra todas esas enseñanzas antiguas al no encontrar el verdadero significado tanto teológico como filosófico y haber sido asimilados por sistemas seculares, en donde la modernidad, el colonialismo y el materialismo son de primera importancia para el ser humano, y entonces las conductas legadas por los ancestros y sus modos de vidas son considerados anticuados... ¿eso es razón para etiquetar algo como "Indígena"?

La tradición, cultura y fe Yorùbá, bajo grandes circunstancias y padecimientos, llegó a América con los negros esclavos quienes venían o eran procedentes de diversos sitios del África Occidental o del mismo África en general. Algunos procedían de Nigeria, otros Benin, algunos de Togo, otros del Congo, y así, y cada grupo llevó consigo su más preciada pertenencia: Su Religión!!
Es estos emigrantes forzados (como los llamo yo), una vez llegaron a América, claro en calidad de esclavos, pudieron muy bien adoptar el sistema de vida esclavista y quizás con rapidez la esclavitud hubiese cesado, pero muy al contrario, ellos decidieron luchar contra toda clase de pruebas, situaciones y riesgos para sobre guardar y legar a sus futuras generaciones tan preciado tesoro como era su religión. Al fin y al cabo ellos pensaron que toda la riqueza que el esclavista poseía, ni tanto era parecida a la riqueza espiritual y cultural que ellos poseían y de las cuales venían.

Entonces se repite la pregunta ¿qué nos distingue como religiosos, de los demás pueblos y las demás creencias?
La gran diferencia radica en que venimos de una religión con inicios ancestrales, una religión de miles de años de antigüedad y que con el pasar del tiempo no hizo sino enriquecerse más y ser modelo de vida para todos sus creyentes. Y no ha pasado así con otros pueblo, grupos o sectas que han surgido, pues se desvanecen porque no poseen los sistemas básicos por los cuales deben regirse todos los hombres.

Uno de los pilares de nuestra Fe, y es al arma principal, es el Ìwà Pèlé (El buen Carácter).
Un religioso yorùbá no se distingue sólo por la usanza externa ni por los medios que frecuente, sino por su verdadero don de gente, por su Fe inalterable e inquebrantable en los Òrìsà y la rectitud, paciencia, dulzura y ética de su carácter.
Enseñemos al mundo algo más que portar collares y hacer solamente trabajos mágicos; enseñemos al mundo donde radica de verdad nuestro esplendor. Convirtámonos cada uno en verdaderos religiosos y embajadores de nuestra cultura donde sea que estemos, preocupémonos porque las nuevas generaciones retomen el sentido y valoricen lo que es pertenecer a Ifá y a Òrìsà.
Como mayores que una vez elegimos ser, enseñemos y eduquemos siempre de la mejor manera y mostrando al mundo la verdad, acabando así con falsos prejuicios y perjuicios en contra nuestra.
Enseñemos los verdaderos valores de la Fe Òrìsà y demostremos que todo esto va más allá de hacer baños, sacrificios o de trabajar en una esotérica.
Todos somos parte integral de una misma Fe y no debemos poner división ni barreras entre nosotros sólo por el hecho de pertenecer a la Santería, o al Candomblé, o al Ifá Cubano, o al Ifá y Òrìsà Nigeriano.

Ogbè Ìdín nos dice:
“Todos somos importantes y conformamos una sociedad general”
“El saber está repartido”

Por tanto unamos ese saber y demostremos a los demás pueblos qué es ser un verdadero devoto y religioso.

Òdábò!

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