jueves, 11 de diciembre de 2008

La alquimia de los colores en Ifá

En todas las tradiciones espirituales que conocemos hoy día sobre la tierra, la esencia es la misma. Ifála tradición espiritual de África Occidental—no podría ser la excepción. A la hora de entender el simbolismo de los tres colores (Negro, Blanco y Rojo), la enseñanza de Ifá equivale a la de la Alquimia Cristiana, Hebrea o Sufí, por sólo mencionar tres tradiciones espirituales bastantes conocidas. En todas es común el símbolo de la Piedra (Oyigiyigi Otá mi o) que cantamos para invocar la Piedra Primordial que somos todos.


A menudo solemos encontrar mucho malentendido con respecto a estos tres colores. Lo más básico de la representación del blanco y el negro es el correspondiente a la luz y las tinieblas, y por consiguiente el día y la noche, el sol y la luna, la expansión y la contracción: lo que en Yorùbá llamamos el Iré y el Ibi. Este par de opuestos es básico en la fundamentación de la dinámica de la naturaleza, de la energía, es decir, el àse.

El Negro, el Blanco y el Rojo representan el Nigredo, el Albedo y el Rubedo, las tres etapas fundamentales por las que atraviesa la Piedra Primordial que en esencia somos, en su transformación para alcanzar su más alto destino.

Cuando visualizamos los odù, o signos de Ifá, estos son formas o mandalas que en su código más común corresponden a una escritura binaria, pero en un nivel más profundo, se manifiestan como colores, energía. La tradición enseña:

Ogbè: blanco;

Òyèkú: negro;

Ìwòrì: negro–rojo; y

Òdí: blanco–negro,

por sólo mencionar los primeros cuatro signos. Estas combinaciones son el fundamento de la Alquimia de Ifá, y con base en esta enseñanza podemos exponer a nuestros estudiantes algunas ideas en torno a la Alquimia de los Tres Colores en Ifá.

El Nigredo, la negrura o la noche oscura es la primera etapa de transformación que vive un iniciado; es el primer paso que vivificamos en nuestra práctica espiritual. El ennegrecimiento sería ausencia de luz. La muerte iniciática o psicológica para después renacer.
Bàbá Edu es uno de los nombres fundamentales para invocar a Òrúnmìlà, el Maestro, el Sabio. Y significa Aquél que es Únicamente Negro. Este nombre alude a lo Negro como símbolo del estado de la No-manifestación, lo Inmortal.

También alude este nombre sagrado a los Ikines o semillas sagradas del Oráculo de Ifá, las cuales son negras. El maestro René Guenón explica de una manera muy contundente lo siguiente: “Este color presenta un doble simbolismo (...) En su sentido superior, el color negro simboliza esencialmente el estado principal de No-manifestación (...) Este último punto de vista es, naturalmente, el de los seres que, por una razón se sitúan simbólicamente en el centro mismo”, es decir, son sede del centro espiritual, son lo No–manifestado.

En el sentido inferior, el color negro simboliza la putrefacción, la descomposición y la muerte. De muchas formas, este simbolismo del Nigredo –la noche, el caos, las tinieblas– se manifiesta en las iniciaciones en Ifá, básicamente porque el iniciado muere en el mundo profano para renacer en el mundo sagrado.

El Albedo, la piedra que ha sido lavada y purificada, o blanqueada, luz íntegra que no se ha fragmentado en colores; representa la etapa blanca, es decir la purificación, el blanqueamiento de toda negatividad y la clarificación de los pensamientos, deseos y palabras que a diario nos acechan.

El Rubedo, el enrojecimiento, el cual representa la obra realizada, es la etapa que cierra todo proceso; es la más alta fase de un iniciado en Ifá: es la síntesis y la sabiduría, la maestría con que ejerce su conocimiento.

Acerca de Òrúnmìlà

Òrúnmìlà

Ifá ní ká s'opé o

Ká s'òpè, ká s'opé

D'Ifá fún Òrúnmìlà

Bàbá nlo dúpé oore àná

Kí ó ba lè gba ti èèmíràn

Ifá mo wá dúpé e t'èmi

Ti a bá se'ni l'óore

Opé là ndá

Ifá mo wá dúpé e t'èmi


"Dé gracias Dé gracias, dé gracias"

Adivinado para Òrúnmìlà

Bàbá [Òrúnmìlà] dio gracias por ' el favor' de ayer

(Bendiciones pasadas) para que él pudiera recibir más

Òrúnmìlà yo doy a mis gracias

Cuando uno es bendito

Uno debe dar gracias

Òrúnmìlà yo doy mis gracias (yo agradezco)"

De acuerdo a la creencia del pueblo Yorùbá a través de la enseñanzas de Ifá, Òrúnmìlà, cuyo verdadero nombre es Èlà, es la deidad de la sabiduría, el más sabio e influyente entre todos los Irúnmòle. Òrúnmìlà a su llegada a la tierra se estableció en una colina llamada Òkè Ìgètí (La colina de Ìgètí), la cual actualmente mantiene con ese nombre, y que luego de un tiempo se movió a otra colina llamada Òkè Ìtasè (La colina de Ìtasè), la cual también mantiene con ese nombre actualmente. Ambas colinas se encuentran en la mitad del pueblo de Ilé-Ifè, Nigeria. Uno de los muchos nombres de alabanza de Òrúnmìlà hace referencia a esto "Okùnrin kukuru, dúdú Òkè Ìgètí" (El pequeño hombre negro de la colina de Ìgètí).

Se cree que Òrúnmìlà vivió por 400 años y visitó muchos lugares, dejando el legado del sistema de adivinación de Ifá para la humanidad. Normalmente Òrúnmìlà e Ifá se usan intercambiablemente. Esto sin establecer que Òrúnmìlà fue la personalidad que trajo el Ifá al mundo, mientras que Ifá es el arte que él trajo de Olódùmarè para guardar y guiar a los seres humanos en la tierra. Ifá es simplemente las palabras directas de Olódùmarè traídas por Òrúnmìlà para el beneficio de la humanidad.

En la tradición Oral yorùbá no se encuentra ningún poema, verso, dicho o historia de Ifá que hable de un Irúnmòle u Òrìsà que haya sido una divinidad violadora sexual o asesina, ya que los Irúnmòle u Òrìsà representan un aspecto de Olódùmarè.

Según Ifá, lo que podemos ver, escuchar, entender y experimentar son las diversas manifestaciones de la deidad que descienden desde más allá de Osùmàrè (Espíritu del Arco Iris) dentro del reino de Ikòlè Ayé (Mundo).

Todos los Ègún (Espíritus Ancestrales), Ibora (Espíritus de la Protección), Òrìsà (Espíritus de Luz), Irúnmòle (Espíritus que Crearon la Tierra), Igbamòle (Espíritus que traen el Futuro) e Imolé (Espíritus Invisibles que sostienen la Creación) que aparecen en las escrituras de Ifá, son manifestaciones cognoscibles de Olódùmarè.

Las Fuerzas Espirituales que son a menudo descritas como "politeístas" representan aquellos aspectos de Olódùmarè que pueden ser captados por la conciencia humana. Ellas parecen seres separadas debido sólo a que Olódùmarè es demasiado vasto para ser percibido en su totalidad. Es como si Olódùmarè fuera una mano gigante, y todo lo que nosotros pudiéramos ver fueran los dedos. A partir del punto de vista Ifá, es el entendimiento de los dedos lo que nos daría un sentido de la forma de la mano.

Òrúnmìlà es la divinidad a la que Olódùmarè le entrego los 16 Odù, los 240 Omó Odù y le enseño el lenguaje esotérico de cada uno de los 256 ancestros.

En el mito de la creación, la roca eterna de la creación se llama Òyígíyigì Otá Àìkú (este es un nombre mitológico de Dios cuya traducción literal es "La poderosa e inmutable roca que nunca muere"). Esta roca se separó en cuatro calabazas de creación, estas cuatro calabazas actuaron recíprocamente entre si, para formar los dieciséis principios sagrados llamados Odù o los principios originales de creación.

Ifá es la enseñanza de estos 16 principios sagrados que crearon el Corpus de Ifá, ellos fueron 16 profetas celestiales que existieron cuando la tierra era muy joven, enviados a la tierra por el Consejo Celestial, impartieron su esencia divina y profetizaron. Los 16 Odù confiaron tanto en las experiencias de la vida celestial (Òrun), como en las de la vida terrenal (Ayé), para así relacionar y después elevar la conciencia de los seres humanos. Estos 16 ancianos se dieron a conocer a Òrúnmìlà y se dice que ahora son sus discípulos celestiales desde la eternidad cósmica intemporal. A los 16 Odù también se les conoce como Olódù, Ojú Odù o los 16 Méjì. Comúnmente Ojú Odù Mérìndínlógún.

Òdábò!

Fábíyìí Àkínsegún

Ìjo Ifá Ohùn Olódùmarè

Panamá


jueves, 4 de diciembre de 2008

Àború Àboyè Àbosíse!

NÍGÀTÍ ÀTI YAN MI, MO YAN ARÁ MI.
Después de que fui iniciado, me inicié a mí mismo.

Algunos veneradores de los Òrìsà tienen la noción errónea de que la iniciación en los Misterios de los Òrìsà eliminará todos los problemas de su vida, les dará el poder de trascender las dificultades y los hará inmunes a la tragedia. Todas estas nociones son inexactas. El propósito de la iniciación es dar al devoto una conciencia más profunda del ser y del Mundo. Esta conciencia se vuelve el cimiento para un proceso de solución de problemas que está basado en una visión completizadora de la interacción personal y ambiental. La iniciación establece una manera de ver, una manera de oír y una manera de ser. No remueve "mágicamente" las dificultades de la vida del iniciado.

El único modo en que el poder de la iniciación es sostenido es que el iniciado reafirme los principios de los Òrìsà tal como son experimentados durante el ritual de pasaje que da nacimiento a los sacerdotes y sacerdotisas de los Òrìsà. Este es y siempre será un proceso de trascender limitaciones. Cada nueva revelación, cada nueva comprensión, cada nueva experiencia lleva consigo potencial para la iluminación. Cada vez que expandimos nuestra conciencia, el viejo ser debe morir y volver a nacer en una nueva profundidad de sabiduría. Dejar ir al viejo ser, dejar ir las viejas ideas, dejar ir las viejas maneras de ver, puede ser una tarea difícil y dolorosa. La experiencia de dejar ir, en el contexto de la iniciación, da al iniciado una experiencia simbólica de los cambios internos y externos que ocurren cada vez que expandimos nuestra conciencia.

Los que están buscando un fin a las dificultades, al conflicto y a los desafíos están buscando el final de la vida, no las bendiciones de la vida. En la cosmología de Ifá, todas las formas de la abundancia llegan como consecuencia de la transformación.

Ódàbò!

Awo Fábíyìí Àkínsegún
Ilé Àbómalè Ifá Òrìsà
Ìjo Ifá Ohùn Olódùmarè
Panamá